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Encuesta nacional del Observatorio Hacer Educación: Percepciones de la Educación Argentina

La educación nacional vive una situación crítica. Así lo demostró la encuesta nacional del Observatorio Hacer Educación de la Universidad de Buenos Aires: argentinos y argentinas calificaron -en una escala del 0 al 10- con menos de cinco (4,89 puntos) a la educación. La comunidad educativa compartió ese diagnóstico: los docentes tampoco aprobaron el panorama actual al puntuar con una media de 5,44. 

Pero eso no es todo: ambas poblaciones coinciden en que la escuela secundaria es la que tiene peor imagen, ya que el 70% de los entrevistados tuvieron una consideración negativa sobre ella.

Estos datos se desprenden del estudio realizado. Las y los investigadores del observatorio elaboraron el informe con el objetivo de obtener información sobre las percepciones, opiniones y actitudes de la sociedad en relación a la educación en Argentina. La encuesta contó con dos muestras nacionales: una entre la población general (1003 casos) y otra exclusiva en la comunidad educativa, conformada por 405 docentes de diferentes niveles y personal del sistema educativo.

“No estamos ante una crisis de la escuela secundaria o un tropezón de la primaria, sino que estamos ante una situación que demanda reconocer las problemáticas concretas que la atraviesan y aceptar que las próximas décadas se deberá gestionar la crisis educativa como encuadre general, pero atendiendo a las dificultades específicas que se plantean en cada nivel”.  Reflexiona Alberto Barbieri, director del Observatorio.


Entre los principales hallazgos de la encuesta, se revelan los siguientes consensos:

1. La educación, a marzo. No sólo los/as argentinos/as no aprueban la situación actual, sino también consideran que la educación está peor que hace 30 años.

A la baja nota puesta por la población general y la comunidad educativa, se le suma que 8 de cada 10 encuestados opinó que el nivel educativo está igual de mal o peor que a principios de los años noventa, mientras que los y las docentes mantienen el mismo diagnóstico, aunque con un porcentaje menor.

A su vez, se observa una disonancia a la hora de evaluar: cuando el interrogante deja de ser por cómo es la educación en general y se pregunta cómo es la educación de sus hijos en particular, las evaluaciones mejoran:

  • Mientras que la media de evaluación que calificó la población sobre la educación general fue de 4,89 puntos, las familias con niños/as en edad escolar calificaron a la educación que reciben sus hijos en un promedio de 7,54 puntos.
  • En cuanto a la comunidad educativa, el porcentaje es similar: al nivel general de la educación la evalúan con una nota desaprobada (5,44 de promedio) mientras que califican con 7,56 puntos la educación que reciben sus hijos/as.

2. Estamos mal y seguiremos mal. La pesadumbre general se percibió en varios apartados de la encuesta, al punto de que los argentinos tienen poca expectativa a futuro. Y esa percepción también se traspasa a la educación: la mitad de los encuestados cree que el nivel en las aulas será peor en el futuro.

Según los números que reveló la encuesta, 6 de cada 10 argentinos/as evaluó que, a nivel general, su familia está “igual de mal” o peor que en el último año. Y la proyección para el 2024 tampoco acompañó: solo el 30% tiene una perspectiva a futuro positiva. Para el restante de la población encuestada, un 54% estipuló que el próximo año estará “peor”, mientras que un 12% dijo que el año venidero será “igual de mal” que en 2023.

Ese diagnóstico también fue compartido por docentes y personal de la educación. No solo la mayoría de esta comunidad consideró que este año su situación y la de su familia está peor o igual “de mal” que en el 2022, sino que la perspectiva a futuro también es negativa. En la encuesta exclusiva al personal docente, el 52% de los interrogados/as cree que el 2024 seguirá igual de mal o peor que en la actualidad.

Esta tendencia se continúa en lo relativo a la educación: el 50% de los/as encuestados /as cree que la educación será peor en el futuro. Ante la pregunta de cómo será el nivel educativo en los próximos años, el 40% dijo que será peor, el 19% igual “de mal”, mientras que solo el 26% consideró que mejorará la situación. El porcentaje es muy similar cuando se hizo la misma pregunta a la comunidad educativa.

3. La secundaria, el principal problema. Otro consenso entre los encuestados es que el secundario fue calificado como el peor nivel, ya sea en calidad educativa o calidad docente. En cambio, los niveles mejor evaluados están al inicio y al final del camino educativo: el jardín y la universidad.

7 de cada 10 argentinos tiene una consideración negativa de la escuela secundaria. Este es un dato que repercute aún más cuando se revela que un porcentaje similar (72 por ciento) evalúa que haber terminado el secundario garantiza el acceso a un mejor empleo. Los niveles de acuerdo con esta afirmación se incrementan  a mayor nivel socioeconómico (80%) y a mayor edad.

En cuanto a la calidad educativa, a la baja evaluación de la secundaria le sigue el nivel primario, en el que cuenta con una aprobación de alrededor del 40%. En contraste, el nivel inicial y el universitario cuentan con un nivel de aprobación de entre 60% y 70% de aprobación.

Al evaluar la calidad docente, la consideración fue similar. Tanto la población general como la comunidad educativa ubica a los/as profesores/as secundarios como los peores calificados y, en segunda instancia, a los/as docentes del nivel primario. Los mejores evaluados, en tanto, están al inicio y al final del camino lectivo.

La formación y capacitación docente es el principal problema de la educación para los encuestados.  En segundo término, aparecen todas las problemáticas referidas a la inversión: falta de escuelas, infraestructura y tecnología, entre otros ítems.

En cuanto a los actores del sistema educativo, los gremios docentes fueron los peores evaluados tanto por la población general como por la misma comunidad educativa. Por su parte, los/as directores/as de escuela poseen una aprobación mayor, al alcanzar una evaluación positiva en 42% de los/as encuestados.            

4. Educación: ¿pública o privada? Ante ese debate, el consenso general fue calificar con una puntuación similar a esos dos tipos de enseñanzas. Sí hay una preferencia mayor por la educación privada en la secundaria, tendencia que se revierte en el nivel universitario.  

A los/as encuestados se les pidió poner una nota a la educación pública argentina, en una escala donde 0 es muy malo y 10 es excelente. El resultado fue una media de 5,46 para la población general y 6,08 para la comunidad educativa. Otra consulta fue casi idéntica, aunque en este caso para evaluar la educación privada argentina. Allí, el promedio apenas mayor: una media de 6,62 para el público general y 6,58 para docentes y personal de educación.

Tal como se expuso, la preferencia por una educación privada escaló principalmente en el nivel secundario. Solo 3 de cada 10 argentinos/as creen que egresar de una secundaria pública te brinda una mejor educación que una privada. La predilección se invierte en la educación universitaria: el 55% por ciento de los encuestados considera que el título de una universidad pública es mejor valorado que el de una privada. El porcentaje crece aún más (64%) cuando se interrogó a la comunidad educativa.  

Por ende, se puede deducir que si un argentino/a quisiera hacer la trayectoria educacional percibida como ideal iría a una escuela primaria pública o privada, se aseguraría de que su escuela secundaria fuera privada y terminaría en una universidad pública.

5. Demandas. El último gran consenso radicó en la actualización de los programas de estudio. Los argentinos insisten con que la transmisión de valores aparece como fundamental para el diseño escolar, a la vez que se enfatiza la incorporación de materias tecnológicas.

Pese al malestar general, los/as argentinos y argentinas siguen apostando a la educación como motor del ascenso social. Ante la consulta de elegir una opción entre estudiar o tener buenos contactos para alcanzar un futuro mejor, la mayoría de los encuestados priorizó al sistema educativo, mientras que sólo un 27% eligió la segunda opción. En cuanto a la comunidad educativa, el porcentaje es similar.

Ahora bien, en cuanto a los contenidos hay una visión compartida al respecto entre la opinión pública y los docentes en actualizar el material educativo. La transmisión de valores y la incorporación de asignaturas relacionadas a la tecnología y programación son las dos mayores demandas que se le pide a la currícula actual. En menor medida, se incluyen idiomas, refuerzos en lectoescritura y materias de habilidades prácticas. A su vez, para los segmentos más jóvenes, la ESI es una de las principales exigencias, mientras que para los mayores de 60, lo son los idiomas.

Los diagnósticos son solo el punto de partida para un camino transformador

Desde el Observatorio, creen que los diagnósticos en general -y esta encuesta en particular- cumplen una función clave, ya que solo al conocer desde qué base se parte, se puede trazar un rumbo hacia donde ir. Pero tal como se exhibió en los datos del informe, la política educativa es un tema urgente que implica construir los mecanismos para que la salida de la crisis educativa no se quede en promesas.

Por eso consideran que la transformación del sistema educativo debe constituirse en un proyecto integral que exceda mandatos y afinidades partidarias. Porque en ese cambio va mucho más allá del resultado de una prueba de calidad; se juega el futuro de las generaciones venideras. 

Fuente: Observatorio Hacer Educación | IGEDECO – UBA

Informe final: https://drive.google.com/file/d/13Dda1X-CrBMc92wQ6gkgEy3d3RVPnhDB/view?usp=sharing

Cuestionario final: https://drive.google.com/file/d/1oAFqdl8yBrKBu9jfSDTUZDs6VE7sXtSW/view?usp=sharing

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