Newsletter #2 – Un nuevo modo de enseñar y aprender medicina

 


Éste es el nuevo newsletter de Ubatec, la empresa de base tecnológica de la Universidad de Buenos Aires. Desde este espacio detallaremos los proyectos de esta organización que funciona como un enlace vital entre la comunidad científica, el sector productivo y el Estado para aportar al desarrollo del país.

 


Un nuevo modo de enseñar y aprender medicina

 

La figura de una persona adulta está tendida en el piso. Minutos antes, una decena de jóvenes con ambos debaten entre sí. Pero ahora no hay dudas: una joven se arrodilla y con guantes empieza una reanimación cardiopulmonar. Silencio. La chica mantiene la concentración y con la fuerza de ambas manos, una encima de la otra, presiona sobre el esternón. Una y otra vez.

 

 

La maniobra se repite 30 veces. Sus compañeros la alientan. La técnica es precisa y la sonrisa de la mujer con ambo demuestra que el masaje cardíaco fue satisfactorio para oxigenar los órganos vitales.

Pero, pese al éxito, la escena se repite. Es que, en realidad, la reanimación es sobre un maniquí. Y donde estamos es en la Facultad de Ciencias Médicas, en donde funciona el Centro de Biosimulación Médica (Ce.Bios), un centro especializado en aprendizaje basado en simulación, una metodología eficaz para la formación en ciencias de la salud.  Incluso, esta área de vanguardia, impulsada por la gestión de Ubatec, tiene la particularidad de ser una entidad pública de simulación autofinanciada, a partir de la fabricación propia del 100% de todos sus modelos.


Un cambio de paradigma

 

Como siempre, todo comenzó con una idea. Fue la que tuvo, hace más de 10 años, el profesor adjunto de la Facultad de Ciencias Médicas, Eduardo Teragni, quien detectó que los estudiantes finalizaban su carrera, por ejemplo, sin hacer una punción lumbar. Y esa práctica la debían aprender en la residencia, sin margen de error.

La biosimulación se constituye como un paso intermedio, donde el profesional se puede dar el lujo de equivocarse y aprender de sus errores.

 

 

El camino de este centro de vanguardia de la región, por el que pasan alrededor de 3 mil estudiantes ¡por semana!,  no estuvo exento de obstáculos. Nicolás Banti, instructor del Ce.Bios, lo recuerda como si fuera ayer. “Al principio no teníamos estas instalaciones y estábamos en un lugar muy pequeño con algunos simuladores específicos”, explica.

El desafío no era solo convencer a los y las estudiantes de un nuevo mecanismo de aprendizaje, sino también a los propios/as docentes. “Es que hacer simulación implica cambiar el paradigma en el que uno está acostumbrado a enseñar. Para todos era mucho más sencillo que un profesor se siente, explique y los estudiantes tomen notas”, completa Banti.

Esta nueva metodología le dice adiós a la pedagogía del modelo clásico: al mismo tiempo en que aprenden la teoría, las y los estudiantes de Anatomía ya concurren a las prácticas en el simulador. Allí, por única vez, el/la docente repasa los conceptos y procedimientos, y es la propia dinámica de los/as estudiantes en donde se debate y se adquieren los conocimientos al probar en una réplica, casi perfecta, de un cuerpo humano.

El resultado es asombroso. Según las estadísticas, la biosimulación contribuyó a disminuir la deserción estudiantil de la facultad, a la vez que se mejoró el rendimiento académico de los/las estudiantes que aprendieron vía esa metodología.

 

 

El Ce.Bios también contempla otro rasgo esencial de la medicina: la bioética. No es lo mismo pinchar cinco veces en el brazo de una persona que en un maniquí hecho de caucho. Y así, el paciente gana en seguridad y respeto, al no ser expuesto como un elemento didáctico. Pero también es una ventaja para el personal de la salud, quien evita los contagios o la posibilidad de lastimarse mientras aprende los procedimientos.

El error es algo innato que nunca se va a eliminar. Pero esta nueva era de enseñanza y aprendizaje es la que, justamente, reconoce esa condición y busca reducir el margen de equivocación, a partir de automatizar prácticas que generan habilidades y destrezas a los y las profesionales de la salud.

 


El cielo es el límite

 

Otro diferencial que posee el Ce.Bios es la autonomía para seguir expandiéndose. Y eso se debe, en gran medida, porque los modelos son 100% elaboración propia. “Fue un proceso largo porque para nosotros es necesario un realismo casi idéntico en los simuladores”, recuerda Banti, uno de los diez docentes que integran el área de biosimulación.

La textura de la piel, la resistencia de los materiales y hasta los circuitos electrónicos que guían al estudiante en el procedimiento sanitario. Todo está pensado al detalle.

“Este desarrollo hace que seamos una de las pocas entidades de simulación en la región, y no sé si del mundo, con fabricación propia y que se autofinancia”, agrega el instructor del Centro.

El cielo parece ser el límite para el Ce.Bios. Y desde la Facultad de Medicina destacan que la gestión de Ubatec potencia ese desarrollo. “Por un lado, nos permite desentendernos de la parte administrativa, que son especialistas, y nos da muchísima oxigenación”, resalta Banti, pero agrega que la empresa de base tecnológica de la UBA aporta otro rasgo distintivo, como lo es la vinculación tecnológica, al conectar con otros centros locales e internacionales para conocer los nuevos avances técnicos y científicos.

“Ubatec nos amplió el panorama”, completa Banti.


Quirófanos por aulas

 

En el Ce.Bios, los bancos son reemplazados por camillas. Y la sensación es idéntica a la de ingresar a un quirófano. La ambientación no es una casualidad: lo que se busca es igualar la cantidad de estímulos que hay en un hospital.

“A veces, hasta causa gracia entre los alumnos, porque les remarcamos que usen guantes, practiquen la antisepsia en la zona a trabajar y hasta le expliquen al paciente qué procedimiento van a realizar, aun cuando le estén hablando a un muñeco”, relata Banti.

 

 


 

Al día de hoy, este centro de aprendizaje, investigación y desarrollo cuenta con alrededor de 40 modelos de biosimulación, repartidos en cuatro estaciones de simulación quirúrgica y dos consultorios ambulatorios. Los ejemplares consisten en diferentes simulaciones de partes anatómicas como un tórax, glúteos, cuellos, mamas, manos y brazos, tanto en adultos como en niños, confeccionados en materiales que proporcionan casi las mismas texturas, resistencias y sensaciones que las partes humanas reales.

Las prácticas que se enseñan son sumamente diversas: desde la intubación orotraqueal y el tacto rectal, hasta la palpación de mamas para detectar tumores, pasando por la extracción de sangre y la reanimación cardiopulmonar, esta última, con cursos abiertos a toda la comunidad.

También hay modelos con circuitos electrónicos que, al punzar algún sector, se prenda una luz que le indique al estudiante que tocó en el lugar incorrecto.

Y hasta hay ejemplares, para la simulación de vendaje y sutura, que tiene la posibilidad de sangrar como si fuera real.

La visita se terminó. Afuera hay decenas de estudiantes que esperan para entrar al simulador. Ellos también forman parte de una nueva era sanitaria. La era de la medicina simulada.

 

¿Sabías que…

Ubatec fue parte de dos eventos claves para promover la educación y la innovación productiva en Argentina? Se trató, por un lado, del encuentro del Consejo de Innovación Innubatec en el que se ideó una Hoja de Ruta con objetivos a largo plazo para la generación de empleo verde, el reciclaje y la gestión de residuos. Además, Ubatec también participó de la Conferencia por los 25 años de la Fundación Observatorio Pyme, en donde se reflexionó sobre la importancia de la educación técnica como eje estratégico para el desarrollo del país.

 

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Gracias por la lectura. ¡Hasta la próxima!

 

 

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