Newsletter #1 – Un secuenciador de ADN único en el país

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Instalación y monitoreo de radares, antenas, satélites y cámaras en pasos críticos de la vía navegable más importante del país.
Un paseo multisensorial para recrear el ecosistema de la región pampeana hace más de 10.000 años.
Un biosimulador de última tecnología para las prácticas de aprendizaje de estudiantes y médicos.
Un Laboratorio con un secuenciador de ADN único en Argentina.
Esas son, solo, algunas de las iniciativas que forman parte de la organización de vinculación tecnológica integrada por la UBA, el GCBA, la UIA y la CGI.
Ubatec tiene como misión principal constituirse como el punto de encuentro entre el saber científico y el mundo empresarial. Para ello la organización cuenta con recursos humanos de la UBA, del Conicet y de otras instituciones académicas del país para erigirse como especialista en la gestión de la innovación, transferencia de tecnología, asistencia técnica, administración de financiamiento para investigación, impulso de emprendimientos de base tecnológica y gestión de proyectos y programas orientados al desarrollo productivo.
“Este proyecto cambió la calidad de trabajo de muchísimas personas”
A qué plaga o herbicida es más resistente una semilla, por qué se enferma un animal y hasta conocer qué gen es el responsable para cada especie. Hasta hace pocos años, todas esas consultas en Argentina tardaban -con suerte- temporadas enteras en ser respondidas: se debía observar la cosecha y ver si algún lote había sido más productivo que otro. Pero la ecuación cambió. Sucede que ahora, en el corazón mismo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, funciona el Laboratorio de Genómica y Marcadores Moleculares, una plataforma que permite realizar estudios de genes de semillas y animales con equipos de última generación. Tal es el avance tecnológico del Laboratorio que en Argentina no hay un secuenciador de ADN más potente que el Illumina HiSeq 3000. Es difícil, también, encontrar en el país un equipo tan eficaz de marcadores moleculares. Pero, sobre todo, no hay otro centro de biotecnología en la región que sea propiedad de una universidad pública y que esté al servicio tanto de estudiantes y científicas/os como de empresas nacionales.

“Una responsabilidad enorme”. Así define Josefina Demicheli, Proyect Manager del Laboratorio, cuando es consultada acerca de qué significa trabajar en este centro tecnológico. “Es que no solo nos sentimos sumamente responsables de honrar toda la inversión millonaria que se hizo, sino también por lo que significa formar parte de este motor gigante de desarrollo”, narra la ingeniera agrónoma. Y agrega: “La nueva plataforma mejoró la potencialidad de cientos de pymes argentinas como también de estudiantes e investigadores/as”. “Este proyecto cambió la calidad de trabajo de muchísimas personas”, completa ante este newsletter.
Lo que hoy es un hecho, hace unos pocos años parecía irrealizable; sobre todo si se tiene en cuenta la inversión necesaria, que superó los 2 millones de dólares. La idea central fue de Eduardo Pagano, actual director del Laboratorio, y el proyecto fue impulsado por la Universidad de Buenos Aires. La meta fue una sola: fortalecer la relación entre la academia y el sector productivo. Es que con la llegada de equipos de última generación, cualquier semillera nacional accede a un servicio vital con la misma velocidad de las grandes multinacionales. La compra de los equipos fue financiada por el Fondo Tecnológico Argentino y gestionada por Ubatec S.A. Y pese a los vaivenes coyunturales del país, los equipos arribaron en 2019, mientras se confeccionaban los últimos detalles del Laboratorio, inaugurado en plena pandemia. Hoy en día, más de 15 investigadores/as trabajan en el único centro de biotecnología para pymes.

Ahora bien, ¿qué aplicaciones tienen estas nuevas tecnologías? “El genoma es el conjunto de genes de una especie -sintetizaba Pagano, en el discurso inaugural- por ende los estudios genómicos, que se llevan adelante mediante la secuenciación del ADN, permiten identificar los lugares donde están ubicados los diferentes genes que gobiernan los rasgos”. Demicheli completa la definición para dar cuenta de las funciones del Illumina HiSeq 3000, el secuenciador de ADN y ARN más potente del país. “El equipo detecta la secuencia de nucleótidos presentes en un ácido nucleico, lo que permite saber el orden de cada base de genoma y transcriptoma de una especie en particular”, comenta. Eso se traduce en que, por ejemplo, los productores agropecuarios puedan conocer el germoplasma de sus semillas y discernir las variedades de su cosecha que, a simple vista, podrían parecer iguales.
La otra aplicación principal del Laboratorio reside en los marcadores moleculares, quizás el servicio más solicitado por las empresas. Es que la nueva plataforma -que permite la identificación de miles de marcadores tipo “snps”, denominada “snpline”- logra distinguir qué gen es el responsable para cada rasgo de una especie. Por ejemplo, qué la hace más productiva, o qué hace más resistente a una plaga. Es lo que en ciencia se conoce como mejoramiento genético: lo que aporta la tecnología y el conocimiento de los y las científicas del Laboratorio es la posibilidad de realizar una buena selección para ir prosperando con cada nueva generación de plantas o animales. También, entre otras funciones, esta tecnología permite conocer las descendencias que se cruzaron en una semilla o funcionar como un control de comercio para entes nacionales al comprobar qué tipo de planta es la que se consume y/o se exporta. Pero si todavía no queda claro, sus investigadores lo explican aún mejor.
Con este tipo de plataformas de alto rendimiento, las pymes nacionales rompen con una importante frontera tecnológica: ya no hace falta mandar los estudios de mejoramiento molecular a los Estados Unidos, reduciendo así costos y evitando la posibilidad de que el día de mañana esa información se fugue o se pierda. Ahora, en una sala de la Facultad de Agronomía, miles de empresas argentinas dan sus primeros pasos en el branding molecular y dejan atrás un modo de producción a la vieja usanza. “Pero los beneficios no son solo contar con el equipamiento tecnológico, sino también la posibilidad de acceder a un equipo de investigadores/as que los guía y los ayuda en todo el proceso tecnológico”, reflexiona Demicheli, a cargo de la coordinación de proyectos en el centro de biología molecular.
Es por todo esto que la definición que brindó la investigadora del Laboratorio de Genómica y Marcadores Moleculares sigue siendo la más atinada para especificar la importancia de este centro de mejoramiento genético. “Este proyecto cambió la calidad de trabajo de muchísimas personas”.
¿Sabías que…
la Facultad de Agronomía de la UBA también cuenta con un centro de biotecnología ambiental que busca reducir el impacto de la contaminación de la actividad agroindustrial? Se trata del Laboratorio de Microalgas, uno de los reservorios de material genético más grande del país, en el que se investiga la transformación de los residuos del agua en recursos renovables. “Actualmente estamos llevando adelante un proyecto de tratamiento de aguas residuales y producción de biomasa para la aplicación de biofertelizantes”, narra Agustín Rearte, doctor en Biología, sobre el innovador tratamiento biológico con microalgas que depura contaminantes de efluentes pecuarios sin generar polución secundaria. El resultado de esta iniciativa es el mejoramiento en la calidad del agua, una mayor capacidad energética del biogás y una disminución del efecto invernadero. Ubatec administra este proyecto, que es financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y del que también participa la empresa estatal AySA.